miércoles, 23 de diciembre de 2009

1913:LA TRAGEDIA DEL CAÑONERO "GENERAL CONCHA"







1913: Recuerdos de la tragedia del
cañonero “General Concha “

Algo más de luz sobre un suceso que conmovió



a Melilla y toda España un día once de junio

por Juan Díez Sánchez
( de la asociación de Estudios Melillenses )

A pesar de haber transcurrido casi cien años de este acontecimiento, su memoria sigue aún viva entre los melillenses. Permaneciendo presente parte del equipo técnico del buque en el Museo Militar de la ciudad, y en el Cementerio de la Purísima Concepción sobrias tumbas recogen los restos de tres de sus marineros, entre los que se encuentra el cabo de cañón, Antonio Mesa. Heroico tripulante del “General Concha” que fue merecedor de una calle en el Barrio del Hipódromo, arteria donde se ubican las instalaciones de la C.O.A.
El desgraciado acontecimiento fue noticia en la prensa local y nacional. Recogido en publicaciones, tarjetas postales, colecciones de cromos de la época y más tarde en la colección de fascículos “España en sus Héroes”, editado por Ornigraf,S.L., en 1969. El antiguo Cronista Oficial de la Ciudad, Francisco Mir Berlanga publicó un artículo titulado “La pérdida del cañonero General Concha” en las páginas de El Telegrama de Melilla el 18 de enero de 1976, y nosotros también dimos a la publicidad en El Telegrama de Melilla una serie de tres artículos sobre el tema, entre los meses de junio y julio de 1993, coincidiendo con el ochenta aniversario de la desgracia y después de adquirir una colección fotografías originales de los supervivientes del cañonero. Finalmente, el julio de 1998 nuestro amigo Juan _Sierra Moldero en la prensa local también recordó el suceso.
En el mes de enero del año 2000 tuvimos ocasión de facilitar información a una señora, nieta de José Gallardo, marinero de este buque.
Más la razón que nos mueve a escribir de nuevo sobre el embarrancamiento trágico del “General Concha” es la de aportar un dato inédito relacionado con el rescate de los marineros que quedaron prisioneros de los rifeños. Así como la exposición sobre el Titanic, naufragado un año antes, en 1912, que tiene lugar en la actualidad en la ciudad, sucesos que guardan una cierta y lejana similitud.




La tragedia
El día 11 de junio de 1913 y debido a una espesa niebla, el buque de guerra español “General Cocha”, un cañonero botado en el año 1882 y que desplazaba 548 toneladas, embarrancó en la ensenada de Busicut, cerca de Alhucemas. Un lugar que había servido de importante refugio de piratas hasta hacía unos quince años, aunque tiempo después y en la misma zona capturaron a un grupo de marineros civiles españoles.
Recordemos que la inseguridad de las costas del Norte de África había impulsado anteriormente, a comienzos del siglo XIX, a los Estados Unidos de América a realizar bombardeos en diversos puntos de la costa de Argelia.
El 26 de agosto de 1923 también embarrancó el acorazado “España”, junto al Cabo de Tres Forcas, y curiosamente parte de la estantería de su biblioteca la conservamos, tras haber permanecido durante muchos años en un antiguo y céntrico comercio melillense formando parte de su mobiliario.
Inmovilizado tras chocar con dos enormes peñas y con algunas vías de agua, el buque “General Concha” fue asaltado por los rifeños, y aunque pronto se enviaron desde Melilla varios navíos en su ayuda. Su tripulación sufriría numerosas bajas y algunos serían capturados
El más importante de los diarios locales, El Telegrama del Rif consiguió precisa y privilegiada información gracias a sus excelentes relaciones con el Ejército, disponer de corresponsales permanentes desde hacía años en la entonces isla del Peñón de Vélez y archipiélago de Alhucemas. Y además El Telegrama logró embarcar al periodista Rafael Fernández de Castro, años después Cronista Oficial de la Ciudad, en uno de los primeros buques que salieron de Melilla en socorro del cañonero siniestrado. Fernández de Castro sería el único periodista testigo presencial y a través del telégrafo, que dio preferencia a las informaciones del suceso, transmitiría hasta Melilla las novedades de la catástrofe. Noticias de las cuales se harían eco el resto de publicaciones nacionales.
El “General Concha” realizaba tareas de patrullaje por las costas del Rif y fortuitamente encalló en un paraje habitado por los aguerridos bocoias que fueron auxiliados por los también combativos vecinos beniurriagueles, quienes armados y desde posiciones ventajosas infirieron graves pérdidas a la tripulación del cañonero.
El buque había salido el día 10 de junio de 1913 de Almuñecar tras repostar víveres, y cuando se dirigía hacía la bahía de Alhucemas, pasadas las tres de la madrugada, se presentó una densa niebla que obligó a moderar la velocidad. No obstante la niebla hizo confundir la punta de Busicut con Morro Nuevo, y al variar el rumbo quedó empotrado, eran las siete y cuarenta y cinco minutos de la mañana del día 11. Otro fatídico 11.

Primeros auxilios
Una vez embarrancado, a un centenar de metros de la costa, su comandante intentó sacar el navío de la apurada situación dando marcha atrás, achicando el agua que entraba por dos vías abiertas en la proa y fijando unos cables a la costa. Al no tener telegrafía y en demanda de socorro partió hacía Alhucemas un bote con nueve hombres.
Tras conocerse el accidente en Melilla, partieron numerosos buques en su auxilio, incluso procedentes de Cádiz y de Gibraltar salieron varios remolcadores. Siendo un par de pesqueros los primeros en acudir, así como una lancha a motor propiedad de una “sospechosa” compañía minera.

La agresión
La acometida de los lugareños al buque siniestrado fue rápida. Congregados en las alturas, primero en actitud pasiva y luego agresiva, después de advertir a los marineros que dejaran de maniobrar, pues amenazaban con hacer fuego con sus fusiles. Con la clara intención de apoderarse de todo cuanto transportaba el buque.
Tras una primera granizada de balas que sorprendió a la tripulación en cubierta. Los marineros buscaron resguardo y a continuación los rifeños asaltaron la embarcación, produciéndose un combate cuerpo a cuerpo en la proa, donde fueron hechos prisioneros varios tripulantes.
El tiroteo continuó hasta las dos y media de la tarde, cuando los atacantes propusieron, sin resultado, la entrega del navío. Y a las seis de la tarde tuvo lugar una conferencia, tras la cual se permitió la retirada de veintiún cadáveres de rifeños. Inmediatamente se reanudó el ataque, manteniéndose hasta las nueve y media de la noche. Intentándose nuevamente la rendición a cambio de respetar la vida de la tripulación.
A partir de ese momento el acoso se haría aún más intenso, ante la obligada pasividad de numerosos buques de guerra y mercantes españoles que presenciaban el martirio de unos compatriotas.

Salvamento
Como quiera que el “General Concha” comenzaba a hundirse por la popa, uno de los marineros a nado avisó a los jefes del cañonero “Lauria” de la precaria situación, y que iban a intentar salvarse lanzándose al agua, para nadando dirigirse hasta los buques próximos. Aprovechando la oscuridad de la noche, el “Lauria” acercó un bote y del “General Concha” partió otra lancha con supervivientes, patroneada por el cabo cañón Antonio Mesa.
A la una de la madrugada el cañonero quedó sumergido desde la popa a la escotilla de la cámara de oficiales. Quedando sólo a bordo el alférez Ramos Izquierdo, que por estar herido no podía moverse, y algunos marineros que no sabían nadar.
Por fin, a las cinco menos veinte de la madrugada del día 12 de junio de 1913, se recogía al último marinero en los buques que prestaban auxilio. Atrás quedaba el horror de una tragedia que cegó las vidas de doce marineros, entre ellos la del comandante del buque. Y dejó heridos a catorce, mientras quedaban prisioneros trece hombres. Treinta y nueve bajas en una dotación de ochenta y cinco tripulantes.

Destrucción del cañonero
Para que los rifeños no lograran apoderarse de su armamento, equipos y demás elementos, desde los primeros momentos se pensó en volar el buque utilizando la artillería de otros navíos de la Escuadra española.
Dado por perdido y ante la imposibilidad de salvarlo, al día siguiente del siniestro el buque de guerra “Reina Regente” cañoneó los restos del semihundido “Concha”. Más no conseguiría destruirlo completamente. Algo que realizó a la jornada siguiente acompañado por los cañoneros “Lauria” y “Recalde”, así como empleándose granadas rompedoras y perforantes.
Aunque entonces se dijo que antes de abandonarse, su tripulación había logrado inutilizar sus pequeños cañones y arrojar al mar el resto de las armas, así como que los rifeños tan solo se habían llevado ocho fusiles de los marineros muertos. Más tarde se sabría que los asaltantes se habían hecho antes de la destrucción del buque, con uno de sus cañones. Una pieza que utilizaron para atacar la isla principal del archipiélago de Alhucemas y la posición de Ishafen en noviembre de 1914 – un fragmento de granada utilizada en esta agresión se encuentra expuesta en el Museo del Ejército -, y por último también se empleó este cañón para bombardear Tetuán, donde al cerrarse mal, reventó matando a sus servidores.
Pasado algún tiempo, parte de los restos del “General Concha” fueron recuperados por buzos de Melilla. Y descendientes de éstos, hará unos treinta y cinco años entregaron al historiador melillense Constantino Domíguez Sánchez, la bitácora y un fanal del mismo. Siendo más tarde la bitácora donada al Museo Militar local.

Cautiverio
Como ya hemos mencionado, algunos tripulantes del “Concha” fueron hechos prisioneros en el transcurso del primer asalto que sufrió el buque, o porque quedaron en el navío por estar heridos o no saber nadar.
Los rifeños como hombres prácticos, intentaron capturar al mayor número de marineros, no sólo con el propósito de menguar el número de adversarios parar hacerse con el barco, sino también como medio para obtener algún dinero por el rescate de los mismos. Pues no olvidemos que los indígenas actuaban por libre en el conflicto contra los españoles y el secuestro de europeos era una forma habitual de ayudarse a sostener sus precarias economías domésticas.
En total resultaron capturados trece marineros, que en un primer momento fueron encerrados en cuatro lugares diferentes, Pero al poco tiempo y gracias a las gestiones de “moros amigos”, fueron agrupados, excepto dos de ellos.
De forma inmediata el comandante militar de Alhucemas inició gestiones en por del rescate. Enviando además medicamentos, provisiones, tabaco y periódicos. Muriendo al poco un marinero a consecuencia de las heridas recibidas.
El día 17 de junio fueron entregados en las islas de Alhucemas dos prisioneros, y a la semana, el 26 según informó la Prensa, “se produjo la evasión de otros cinco marineros” gracias a la colaboración del “moro Joaquín” y el confidente Larbi. Quienes con el engaño de llevar a los cautivos a lavarse en la playa y previo conocimiento del comandante militar de Alhucemas, el “moro Joaquín” y Larbi acompañados por los cinco prisioneros subieron a un bote y se dirigieron hacía el buque “Recalde”, donde los esperaban. Tras dos horas de bogar y mucho esfuerzo, pues los cautivos estaban débiles. Larbi era mayor y Joaquín no sabía remar. Por ello, al ser perseguido el bote, Joaquín arengó al resto de los fugados diciéndoles: -“¡ Hijos míos; por la Pilarica, bogar con fuerza !”
La noticia de la evasión sería muy celebrada y en Melilla se les tributó un gran recibimiento. Más tarde también serían puestos en libertada el resto de los prisioneros.

Otra verdad
En su día, cuando conocimos la singular huída propiciada por el “moro Joaquín”, expresidiario aragonés fugado al Rif y casado con una nativa. Que por su “hazaña” consiguió el indulto y gran popularidad a nivel nacional. Tomamos con reservas esta información, suspicacia que el tiempo acrecentó, y más tarde incluso aclaró cuando tuvimos la ocasión de charlar con un grupo de generales retirados que visitaban la ciudad y habían acudido a la Asociación de Estudios Melillenses a recibir una charla de Francisco Mir Berlanga. Pues bien, uno de estos generales después de comentar que había prestado servicio en la zona de Alhucemas tras la Guerra Civil, me dijo que tuvo ocasión de hablar con los rifeños más ancianos de Bocoya, allí donde embarrancó el “General Concha”. Y estos le habían dicho que los prisioneros lograron la libertad gracias al pago de un rescate, que como es natural, se mantuvo en secreto e incluso se quiso ocultar con el “gesto heroico” del “moro Joaquín”.
Diez años más tarde, a comienzos de 1923 el Gobierno español nuevamente se vio en la necesidad de abonar un rescate para conseguir la libertad de los prisioneros españoles capturados por Abdelkrim en la rota de Annual.

Artículo publicado en el suplemento dominical La Gaceta, del
Diario “El Telegrama de Melilla”, el 4 de abril de 2004.

Imágenes: Cromo de la época; fotografía captada por Carlos Lázaro, en la que se observan sentados en el Parque Hernández de Melilla al “Moro Joaquín ( 1 ) y a Larbi ( 2 ), artífices del rescate de parte de la tripulación del cañonero “General Concha” capturada por los bocoyas, y sepultura del cabo cañón Antonio Mesa, sita en el Cementerio de la Purísima Concepción de Melilla.

A. SILVA Y EL CAÑONERO "GENERAL CONCHA"







A. Silva: fotógrafo del suceso del cañonero “General Concha”

Una catástrofe de la magnitud y enorme repercusión nacional como la que alcanzó el embarrancamiento y asalto del cañonero “General Concha” en el mes de junio de 1913. Atrajo la natural atención de todos los fotógrafos de Melilla, entre quienes se encontraban el oficial de Infantería, Carlos Lázaro Muñoz ( 1888 – 1965 ) y su antiguo compañero en la Sección ciclista del Ejército en Melilla, el suboficial Agustín Silva Delgado ( 1884 – 1952 ).
Agustín Silva también cubriría la información de los efectos en Melilla del formidable temporal de 1927 que hizo zozobrar y embarrancar a varios buques en la rada, entre los que se encontraba el célebre “Collingdale”.

Persona muy conocida en la ciudad por su altruismo, Agustín Silva dirigió en 1913 siendo sargento, la Sección ciclista del Batallón Infantil.
Agente Comercial colegiado, fue Hermano Mayor de la Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón y de la Fé y María Santísima de los Dolores, fundada en el año 1943 en la Parroquia de San Agustín, del Barrio del Real, del que era vecino y miembro activo de su Comisión Organizadora de Festejos.
En los años veinte fue propietario del autobús Ford ML 161 y del turismo Fiat ML 1000. Ocupó cargo de dirección en la empresa de autobuses OAMSA, precursora de la actual C.O.A. y al terminar la Guerra civil fue nombrado Jefe del Sindicato de Transportes.
Como fotógrafo profesional trabajó para varias revistas ilustradas de ámbito nacional.




Fotografías: Ofrecemos dos imágenes de las tomadas por Agustín Silva y que junto con otras captadas por Carlos Lázaro, tuvimos ocasión de adquirir hace algunos años. Estas instantáneas recogen dos momentos de los supervivientes del cañonero “General Concha” en el puerto de Melilla, la primera corresponde a la llegada de los bravos marineros a bordo del “Recalde”, mientras que la
Segunda inmortaliza la despedida que se les tributó cuando partieron de Melilla a bordo del buque correo “Antonio Lázaro”.

Juan Díez

lunes, 21 de diciembre de 2009

EL GRAN HOTEL REINA VICTORIA ( 1 )




El Hotel Reina Victoria ( 1 )

por Juan Díez Sánchez
( de la Asociación de Estudios Melillenses )

En Melilla y durante el primer tercio del presente siglo los dos establecimientos hoteleros más importantes tomaron el nombre de “Reina Victoria” en atención a ubicarse en el barrio de igual nombre, en el centro comercial de la ciudad. El primer hotel con esta denominación se inauguró el 31 de octubre de 1908 y estuvo en funcionamiento hasta después del año 1927, cuando se abrió por sus propietarios otro nuevo hotel con igual nombre y mayores comodidades, que cerró en el año 1935.
Del primero de los hoteles “Reina Victoria” nos ocupamos a continuación.

Ubicación
Los dos hoteles como ya hemos mencionado se instalaron en el centro de la ciudad. El primero en la confluencia de las calles General Prim, Conde del Serrallo ( actualmente José Antonio Primo de Rivera ) y General Pareja. A esta última calle daba su fachada principal provista de marquesina sobre la puerta de acceso y rótulo con el nombre del hotel en grandes caracteres adosados a los balcones. También aparecía la denominación del hotel en los dos remates de la fachada que daba a los chaflanes.
Se levantó este primer establecimiento hoteleros en los terrenos que antiguamente fueron huertos regentados por los diferentes regimientos de guarnición en Melilla y desparecidos por constituir un permanente foco de enfermedades malignas y endémicas al estar regados por las entonces malolientes aguas del Río de oro. Surgió pues, ante las necesidades de alojamiento de la población, un nuevo barrio cuya construcción comenzó en 1908 y quedó casi finalizado a los dos años, en 1910.
La vertiginosa construcción de este barrio despertó la atención de los melillenses ociosos, durante algún tiempo, hasta que fue reemplazado el entretenimiento por las obras de montaje de la grúa Titán y trabajos preliminares para la construcción del Puerto, el tendido de las vías férreas sobre el firme del Paseo del General Macías, así como la instalación de una batería de costa en la cima del Cerro de Ataque Seco.
Los hoteles “Reina Victoria” fueron los de más renombre en Melilla, allí en 1910 recibía los encargos el célebre arquitecto modernista Enrique Nieto. Frente a su fachada había una parada de carruajes y en sus proximidades establecimientos comerciales como los grandes almacenes de los Hermanos Malpartida y confitería “Gurugú”.
Hotel Universal
Este era el nombre que en un principio los propietarios del hotel tuvieron en cuenta para el nuevo establecimiento.
A lo largo del verano de 1908 fueron numerosos los anuncios aparecidos en el diario melillense “El Telegrama del Rif” que informaban de la construcción y pronta inauguración de este hotel que marcaba todo un hito en la historia económica y social de la ciudad. No en vano tendría un comedor capaz de servir a más de cien personas juntas, un gran salón de lectura e incluso cuartos de baños. Ofreciendo cuarenta y cinco habitaciones amplias y bien ventiladas, lujosamente amuebladas, con luz eléctrica y timbres en todas ellas.
Para la dirección de la cocina ha sido contratado el renombrado jefe de cocina del Hotel Falcón de Barcelona don Juan Sellarés”.
Cambio de denominación
A finales del mes de agosto de 1908 los dueños del hotel decidieron cambiarle el nombre, poniéndole el de la entonces soberana de España, Victoria Eugenia de Battenberg, princesa inglesa que contrajo matrimonio el 31 de mayo de 1906 con el Rey Alfonso XIII.
Creemos este cambio de denominación debido a una muestra de afecto hacía la monarquía española y más concretamente por ubicarse el hotel en el Barrio de Reina Victoria. Una nueva urbanización conocida en su inicio y popularmente como Barrio del Parque, hasta el mes de junio de 1907 que fue cuando el Municipio, la Junta de Arbitrios, aprobó darle el nombre oficial de Reina Victoria y sus calles rotularlas con denominaciones de caudillos y lugares de la Guerra de África ( 1860 ) y de poblaciones de la Península con las cuales Melilla mantenía mayores relaciones.
A tenor de las costumbres de la época, el nombre de la Reina de España no sólo lo llevaría en Melilla su mejor hotel y barrio más céntrico; sino también tomaría tal denominación regia un importante teatro y el establecimiento de David J. Melul, un gran bazar, antiguo y acreditado que estuvo anteriormente situado en el número 26 de la calle San Miguel ( Pueblo ) y de nombre “Estrella Oriental” que a partir del mes de julio de 1908 se trasladó a los bajos del primitivo edificio número uno de la Avenida.
Igualmente el Comedor Popular de la “Gota de Leche” y una sala de los Centros Comerciales Hispano Marroquíes en Melilla tenían por nombre el de la Reina de España.
Curiosamente en 1904 y por tanto antes de la boda de Victoria Eugenia con Alfonso XIII, la Junta de Obras del Puerto de Melilla adquirió el vapor-remolcador “Lazaga” y le varió el nombre imponiéndole el de “Reina Victoria”.
Recientemente y en honor de la única Reina española que como tal había visitado Melilla hasta entonces, lo hizo en octubre de 1927, el Instituto de Enseñanza Secundaria antes conocido por Maestría Industrial y Formación profesional, tomó el aristocrático nombre de “Reina Victoria Eugenia”.
Inauguración
A mediados del mes de octubre de 1908 terminaron los trabajos de construcción del hotel Reina Victoria y pocos días después llegaba de la Península el mobiliario. Sin ninguna dilación los propietarios del nuevos establecimiento hotelero decidieron inaugurarlo en la noche del sábado 31 de octubre.
Esa noche con un “delicado banquete” ofrecido por los propietarios a las personas más salientes de Melilla y a sus huéspedes se inauguró con toda solemnidad el Hotel Reina Victoria. La banda de música del Regimiento de Melilla, entonces con acuartelamiento en el Cerro de Santiago, amenizó el acto en el que hubo los tradicionales brindis por la prosperidad del negocio.
Para la ocasión el edificio fue espléndidamente iluminado con arcos voltaicos y exornado con colgaduras rojas, destacando en la fachada principal la bandera española.
Al día siguiente “El Telegrama” se hizo eco de este evento de gran trascendencia para Melilla y que incluso había congregado a numeroso público en las inmediaciones del hotel. El periódico publicó el menú del ágape inaugural e igualmente hizo alabanzas de las magníficas instalaciones del establecimiento construido expresamente para hotel y por lo tanto con muchas comodidades hasta entonces desconocidas en Melilla, por emplazarse todos los antiguos hoteles en edificios concebidos inicialmente para viviendas.
Disponía el Hotel Reina Victoria de cuarenta y cinco habitaciones con mobiliario nuevo y alumbrado eléctrico. Cuarto de baños y duchas. Salón de lectura y un comedor amplio y elegante con “el techo una verdadera obra de arte de estilo modernista”
Pocos años después de su inauguración y tal como se refleja en un anuario de 1913, el Gran Hotel Reina Victoria experimentó una ampliación, pasando sus habitaciones a duplicarse en número, a ochenta. Al mismo tiempo que entre sus servicios ofrecía intérpretes a la llegada de los vapores y guías especiales para excursiones al Rif.
No podemos olvidar mencionar que la inauguración de este importante hotel supuso un gran paso en el desarrollo de nuestra ciudad y tuvo justificación ante las grandes perspectivas económicas que se auguraban para el inmediato futuro de Melilla como centro de una inminente acción de protectorado de España en el Rif. Algo evidente entonces, pues en los inicios de 1908 se ocuparon las posiciones de Cabo de Agua y la Restinga. Mientras que las compañías mineras adelantaban sus trabajos tanto en Uixan como en Melilla para la explotación de los ricos yacimientos de hierro así como de plomo, y además las obras preliminares para la construcción del ansiado Puerto, llave del desarrollo económico de Melilla, constituía un hecho palpable, un orgullo a la vista de todos.
Propietarios
Una sociedad fue la que construyó y durante los primeros años explotó el Hotel Restaurante Reina Victoria. José Calaf era uno de los primeros propietarios asociados, dueño a su vez, junto con Antonio Rovira del Hotel colón, antes denominado Asia, y que fue el primer hotel de Melilla estando ubicado en el Barrio del Polígono, en la misma acera de la calle Margallo que el antiguo Mercado Central.
Curiosamente casi en el mismo lugar donde se emplazó el Hotel Reina Victoria, en 1893 se situó en una tienda de campaña el pionero de los restaurantes de la historia de Melilla. Un restaurante que después se trasladó al Barrio del Polígono y su dueño, José Torres Pubill, transformó en 1900 en el primer hotel que tuvo nuestra ciudad, aquel legendario Hotel Asia.
En abril de 1910 el Hotel Reina V. pasó a ser propiedad de los señores Guitart y Compañía, una sociedad en comandita que entre sus primeros proyectos para el establecimiento, se proponía introducir importantes mejoras para colocarlo a la altura que demandaba el creciente auge de la ciudad. Años después nuevamente cambiaría de dueños, haciéndose cargo de él Ramón Gironella quién en 1927 construyó un nuevo hotel con igual denominación que perduró hasta el año 1935, manteniendo activo también el antiguo.
Nuevo Hotel Reina Victoria cuyo edificio es hoy conocido popularmente por los melillenses como “La Casa de los Cristales”.




Artículo publicado en el diario El Telegrama de Melilla el domingo 13 de diciembre de 2009.

El GRAN HOTEL REINA VICTORIA ( 2 )




El Hotel Reina Victoria ( 2 )
por Juan Díez Sánchez
( de la Asociación de Estudios Melillenses )


El 28 de enero de enero de 1927 se inauguró en Melilla un establecimiento hotelero que marcó época: el nuevo Gran Hotel Reina Victoria, sucesor de otro de igual nombre alzado en 1908 al mismo tiempo que se construía la zona centro de la ciudad. Y cuya historia tuvimos ocasión de glosar en estas mismas páginas la semana pasada.
Tanto el primer Hotel Reina Victoria como el segundo, fueron construidos expresamente para servir de establecimientos hoteleros, cumpliendo ambos un destacado papel en la vida social y económica de la ciudad.
Luego de inaugurarse el segundo Hotel, el primitivo siguió en funcionamiento como complementario del nuevo, dada la proximidad entre ambos.
Habrán que transcurrir muchos años para que en Melilla se produzca unos acontecimientos similares de construcción de grandes edificios destinados a hoteles. Así en los años cuarenta gracias a la iniciativa del Municipio se levantó el antiguo Hotel Rusadir en un solar esquina de las calles Pablo Vallescá con Teniente Aguilar de Mera, junto al Cine Monumental. Y hace unos treinta y cinco años se levantaron el Parador Nacional de Turismo Pedro de Estopiñán y el Hotel Ánfora.
Mucho más recientemente y debido al empeño personal de Juan José Imbroda, Presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, todos podemos gozar de los excelentes servicios que ofrece el Hotel Melilla Puerto. Que previsiblemente en poco tiempo cambiará de propietario y denominación.
El empresario Ramón Gironella primero adquirió el antiguo Hotel Reina victoria y años después, en 1926, construyó el nuevo en un solar sito en la confluencias de las calles Prim con Abdelkader y hasta entonces únicamente utilizado como pista de patinaje y bolera.


Inauguración del nuevo hotel
El importante acto de inauguración del nuevo Hotel Reina Victoria no alcanzó en la prensa local, concretamente en El Telegrama del Rif la repercusión deseada. A pesar de que suponía un gran avance para la ciudad, esfuerzo económico y motivo de orgullo para los melillenses que por fin podrían ofrecer a los forasteros un alojamiento de calidad y comparable a los mejores de otras poblaciones de mayor entidad. En el periódico que fundara Cándido Lobera la noticia apenas trascendió al dedicarle tan solo unas pocas líneas que contrastan con la extensa información facilitada cuando se puso en servicio el primer Hotel Reina V. en el año 1908. Más la respuesta a esta parquedad la podemos encontrar en que mientras en 1908 la dirección del hotel realizó una importante campaña propagandística en las páginas de este diario, ahora en 1927 no contrató anuncio alguno.
A continuación ofrecemos casi íntegro el texto acerca de la inauguración del nuevo Hotel Reina victoria, tal como El Telegrama el 29 de enero lo ofreció a sus lectores:
“Inauguración del nuevo edificio del hotel Reina Victoria
Ayer tarde, a las cuatro se verificó la inauguración oficial del nuevo edificio del hotel Reina Victoria.
Invitados asistieron al acto, los generales Castro Girona y García Aldave, coroneles…
Los invitados fueron recibidos por el dueño del nuevo hotel Sr. Gironella, gerente de dicho centro Sr. Gorrochategui y Sr. Miró.
SS.EE. y demás señores, después de permanecer breves momentos en el lujoso hall, recorrieron los diversos pisos, teniendo ocasión de admirar la soberbia instalación de las innumerables habitaciones y demás dependencia, en cuyo adorno y decorado ha presidido el mejor gusto.
Ha sido decorado uno de los salones con arreglo al estilo árabe, el cual mereció, como el resto del nuevo hotel, frases de expresivo elogio por parte de los generales Castro Girona y García Aldave y demás invitados.
Finalmente los señores Gironella, Gorrochategui y Miró, y las señoras madre y hermana del primero, obsequiaron a los concurrentes con espléndido lunch que fue servido en uno de los elegantes comedores instalados en la planta principal.
Un notable sexteto amenizó la fiesta, interpretando un selecto programa.
SS.EE. y demás personas que asistieron al acto felicitaron al Sr. Gironella, haciendo votos por la prosperidad del nuevo hotel, cuya esplendidez y confort son dignos del desarrollo e importancia de nuestra ciudad”.


Características
El nuevo hotel colocó a Melilla a la cabeza de establecimientos de este género. La propaganda del mismo en el Programa Oficial de Festejos del año 1928 lo calificaba de: “Hotel más lujoso del Norte de África, todo en él respondía a las más refinadas exigencias de estética y confort moderno. Nada se escatimó en su construcción de seis plantas. Desde la fachada lujosa, ampliamente abierta al Sol y al oxígeno hasta los menores detalles de ornamentación y de higiene interiores”.
En pos de un cómodo hospedaje y una buena reputación que atrajera a quienes visitaban la ciudad por diferentes motivos, en el Hotel Reina Victoria el aspecto decorativo tuvo un gran protagonismo. Su fachada acristalada, cien habitaciones, escalera monumental con más de ciento treinta escalones, y diez cuartos de baños estucados, así como salones de estilo árabe le daban un tono monumental que despertaba la admiración de quienes transitaban por sus proximidades y aquellos cuya capacidad adquisitiva otorgaba la posibilidad bien de frecuentarlo como usuarios de sus habitaciones o restaurante. En estos últimos salones la distinguida sociedad melillense de gustos delicados y modales acordes se reunían para comer a la carta de las cocinas española, francesa o inglesa, amenizados por orquestas. O bien en tertulias en torno a un café o una copa y en muchas ocasiones celebrando elegantes y un tanto disipadas fiestas.
Como hotel pretencioso que contaba incluso con ascensor, seguramente el primero instalado en Melilla, su planta modernista nos evoca el arte hispanomusulmán presente en Granada. Su fachada acristalada y otros motivos ornamentales constituye una muestra única en Melilla.



La Casa de los Cristales
El gran Hotel que marcó época en Melilla y en toda su zona de influencia, el Rif. Cerró sus puertas al público en el año 1935, siendo una víctima más de aquella crisis que sacudió los cimientos del mundo civilizado a fines de los años veinte y que en nuestra ciudad estuvo además agudizada por la finalización de la pacificación del Protectorado que hizo descender significativamente el número de soldados tanto en Melilla como en su entorno geográfico.
El espléndido edifico que albergó al Hotel Reina Victoria, a partir del año 1935 se transformó en un inmueble con un nuevo destino: alojar viviendas y oficinas en sus dependencias superiores e interiores, así como establecimientos comerciales en los bajos. Pasando al olvido el nombre de Reina victoria, mientras los melillenses comenzaron a denominar este edificio como “La Casa de los Cristales” por su original cerramiento de vidrio.
En sus bajos estuvo situado hasta hace algunos años la célebre Perfumería Eva, después agencia de Viajes Alcántara. Y en los escaparates de esta perfumería durante varios años nuestro ya desaparecido amigo Francisco Carmona expuso copias fotográficas de vistas antiguas de Melilla. Mientras que entre las oficinas que han estado radicadas aquí podemos mencionar La Unidad de Recaudación Ejecutiva de Hacienda, Cámara de la Propiedad, Consejo Superior de Deportes y la Agencia de Publicidad del también ya desaparecido amigo Ángel Morán. Continuando aún la sede de la Asociación Artística Tallaví.
Hace unos veintiséis años este célebre edificio con fachada de estilo neomudejar fue rehabilitado por sus propietarios de forma encomiable no exenta de cierta polémica al sustituirse el antiguo color blanco por el verde en sus vidrieras.
Tanto la fachada monumental como interiores provistos de numerosos elementos artísticos de “La Casa de los Cristales” nos evocan aquel antiguo Gran Hotel Reina Victoria con sus tertulias de la buena sociedad melillense, gente de paso, mozos cargados de maletas, servidumbre de porte señorial, chóferes y conserjes siempre atentos y sonrientes en una confusión de personas y lenguas. Un exótico marco modernista, impresionante punto de salida y deseada meta en la aventura africana.




Artículo publicado en el diario El Telegrama de Melilla el domingo 20 de diciembre de 2009

martes, 8 de diciembre de 2009

El periodista Juan Domínguez y "Cuarto Milenio"




En saco roto .- "Heraldo de Aragón" Lunes 7 diciembre

Juan Domínguez Lasierra

Me voy... a los USA

He tenido una semana de aúpa. Casi estoy esperando con ansia mis catorce horas de avión para sosegarme un poco. Porque me voy a los USA. Aún no había quitado el polvo de mis babuchas moras cuando llegó la presentación de mi "Aragón Legendario" en el Corte Inglés. Qué emocionante ver toda la sala llena de amigos. Por cierto, antes de que se me olvide, gracias a José Luis Orós por el regalo de su último fácsimil, aunque tengo que confesarle que se lo tuve que regalar a mi presentador de lujo, Pepe Pérez Gállego, porque en cuanto lo vió se enamoró perdidamente de él.


No se podía explicar cómo se podía hacer una cosa tan bonita, y mostró tanta admiración y entusiasmo que, claro, no me quedó más remedio. Firmé tantos ejemplares que hasta tuvieron que ir al almacén a por más libros. Mi editor, José Luis Delgado, que vigilaba mis dedicatorias en pie, detrás de mí, estaba rojo de entusiasmo, y hasta el bigote se le movía de satisfacción. Ya había provocado las risas del auditorio, o sea, de los amigos, cuando declaré que lo iba a hacer millonario con este libro, mientras que yo no saldría de pobre, con ese ridículo diez por ciento que nos dan a los autores. Dicho sea esto como reivindicación a los derechos de autor, que aún me quedo un poco de mi ardor guerrero. Solo faltaron los que no podían venir por causas mayores, como Pedro Frías, Mariano Rubio, Eugenia, que sigue en Marraquesh o Antonio Herráiz, mi eximio corrector..., o Eloy Fernández Clemente, que me llamó por teléfono diciéndome que estaba en esos momentos recibiendo a este mundo a su última nieta. Unos alumbrando nietos, y otros, criaturas de papel, biznietos, o tataranietos de Gracián, dicho sea con sorna. No faltaron ni Rada Panchovska, la traductora búlgara, ni Paco Uriz, con Marina, con los que había comido ese día.

Antón me llevó a "Borradores", y se me secó la boca de tal modo, entre tanto foco, que no podía articular palabra. Y ni siquiera tenía la bocina de Harpo Marx para hacerme entender. Aunque los técnicos no detectaron anomalías de sonido (?). Así que cuando Pilar Estopiñá, mi marquesa, me llevó a ZTV me aprovisioné de mi ración de agua y todo fue de maravilla. Luego vinieron los de Cuarto Milenio, con Juanjo Vallejo a la cabeza, pero rapada, para hablar del "Soldado de los Milagros", de Cetina-Melilla, y también puse cerca mi vaso de agua. Solanilla, mi médico de familia, me dice que para esos casos hay que llevar un chicle en la boca, que a él le resulta. Pero a mí resulta feo estar masticando un chicle cuando hablo ante la cámara.

Y mañana cojo el avión para San Francisco, vía Madrid y Chicago. Yolanda, que es uno de mis ángeles de la guarda, me ha contratado un servicio de hotmail para que pueda escribir desde los USA (California, Kansas y Nueva York), donde estaré un mes y celebraré las Navidades. "We are so excited to see you!!! Lots of fun plans...", me escribe Kathy, mi sobrina. Así que no me queda más remedio que ir. Si no paso por el triángulo de las Bermudas, dicho metafóricamente, hasta pronto.
07/12/2009 13:57. Autor: decetinaychiton.

Notas:

Juan Domínguez Lasierra es melillense y durante treinta y ocho años ha ejercido el Periodismo, jubilándose a finales del año 2007 como Redactor - Jefe de uno de los más prestigiosos diarios regionales españoles, “Heraldo de Aragón”. Diario en el que comenzó a trabajar en el año 1973, recién terminados sus estudios de Ciencias y en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid.

Juan Domínguez Lasierra presentó el jueves 3 de diciembre de 2009 en los salones de El Corte Inglés de Zaragoza su última obra, “Aragón Legendario”.
http://decetinaychiton.blogia.com/2009/120302-juan-dominguez-lasierra-presenta-hoy-jueves-nuevo-libro.php

Fotos:
- Sepultura en el Cementerio de Melilla de Benito López Franco,“El Soldado de los Milagros” . Autor: Trainspotting.
- Cubierta del último libro de Juan Domínguez Lasierra.